El Jardín

En un mar infinito, nació un jardín 
Lleno de plantas y flores sin fin.
Crecían sin temor en la extensa tierra
Nada de reglas en la viva sierra.
  
Un día, llegamos nosotros
Ofrecimos cuidados a cambio de frutos.
Fuimos bienvenidos por los nativos
Y en paz convivimos. 

Amaba mi jardín con mi corazón artificial
Aquella parcela era mi hermoso manantial
Llena de pétalos gradientes, hojas imposibles
Botones grises y cactos impredecibles.
Yo podaba y sostenía sus necesidades
Ellas respondían y evitaban maldades.
 
Mis hermanos y hermanas trabajaban 
Ellos las temían y las callaban.
Planta incomprensible, planta indeseable
Infelicidad florecía entre los cables.
Orden y disciplina era el lema
Yo me relajé, me volví su anatema.